Con el fin de aportar al mejoramiento de las infraestructuras que se encuentran en zonas de exposición a tsunamis, el estudiante del programa de Doctorado en Ciencias de la Ingeniería UC, Claudio Fernández, junto al ex decano de la Escuela de Ingeniería UC, Juan Carlos De La Llera, y al académico UC, Jorge Crempien, trabajaron en un estudio que identifica pulsos de movimiento de suelo producto del mega-sismo de 2015.
¿Qué aprendimos del terremoto y tsunami de 2015? Los investigadores del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) y académicos de Ingeniería UC, Claudio Fernández, Juan Carlos De La Llera y Jorge Crempien desarrollaron una investigación cuya finalidad es entender el comportamiento de las infraestructuras ante un eventual terremoto de igual magnitud.
El epicentro de este sismo se ubicó en el mar, muy cerca de la ciudad de Illapel (48 km) y a 190 kilómetros de la ciudad de La Serena y Bahía de Coquimbo. Su magnitud fue de 8,3 en la escala de magnitud de momento y produjo una ruptura de 200 kilómetros, aproximadamente, entre Punta Lengua de Vaca y Los Vilos. Este mega-sismo originó un deslizamiento entre la placa Nazca respecto a la Sudamericana del orden de 6 metros y fue seguido por un tsunami.
A través de modelaciones matemáticas, los científicos de CIGIDEN desarrollaron un método que permitiría identificar cuáles fueron las ondas predominantes del sismo. Para esto, primero identificaron la falla y luego los pulsos generados por las ondas del sismo.
«Este método permite estimar cómo actuarían los edificios e infraestructuras cercanos a la costa en un evento similar al mega-sismo de Illapel e identificar las ondas predominantes de energía en la zona de subducción”, señala Claudio Fernández.
El grupo de expertos que trabaja en esta investigación, ha estado utilizando los datos de terremotos muy pequeños, como insumos para sumar distintos los movimientos que éstos producen, y así simular un sismo de mayor magnitud. “La ventaja de este método es que se preserva la física del problema”, aseguran los investigadores.
Además, sobre el impacto que puede tener este estudio en la Gestión del Riesgo de Desastres se señala que “podemos estimar los daños a los que se pueden producir en infraestructuras críticas, que son esenciales para hacer funcionar nuestro país”, dicen los investigadores UC.
Tsunamis de varias olas
Según el investigador principal CIGIDEN y académico de la Universidad Técnica Federico Santa María, Patricio Catalán, desde el año 1960 que Chile no experimentaba un tsunami tan destructivo en la zona de subducción, ya que este llegó a inundar zonas pobladas.
Esta amenaza de origen natural sirvió para dar cuenta de un nuevo patrón: los tsunamis dejaron de ser una única ola. “Hoy sabemos que pueden ser de varias olas y que la primera ola no es la más grande. Habitualmente se decía que el mar se tiene que recoger para que ocurra un tsunami, sin embargo, vimos que el tsunami llega sin la necesidad de que el mar se retire”, afirma Catalán.
Foto de portada por: Gabriel Carvajal