Las catástrofes socio naturales, como los huracanes, las inundaciones y terremotos, causan un considerable daño económico inmediato a las comunidades que las sufren. Sin embargo, los efectos a mediano y largo plazo de estos fenómenos en las economías afectadas son poco conocidos, según lo que plantean los investigadores CIGIDEN, Paula Aguirre (UC) y Rodrigo Valdés (UC), junto a otros autores en el paper Medium-run local economic effects of a major earthquake
¿Tienen los terremotos efectos a medio plazo en el crecimiento económico local? Para responder a esta pregunta, los investigadores estudiaron el terremoto de Chile de 2010 (Mw 8,8), el segundo terremoto más fuerte de la historia del país y el sexto registrado en todo el mundo, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
El terremoto y tsunami de 2010 afectó a varias zonas pobladas y desencadenó un tsunami que provocó más de 500 víctimas directas, mientras que más de dos millones de personas sufrieron importantes pérdidas materiales. Además, el terremoto y el tsunami causaron grandes daños en los edificios, el transporte, las infraestructuras críticas y las instalaciones industriales.
Esfuerzo de reconstrucción
“El PIB nacional mensual sufrió una rápida caída del 4,5% el mes siguiente al evento. Sin embargo, se recuperó rápidamente después, reflejando en parte el rebote de la crisis mundial de 2009 y un importante esfuerzo de reconstrucción. Según el Banco Central de Chile el terremoto de 2010 destruyó el 3% del capital social del país (alrededor del 10% del PIB)”, destaca el ex Ministro de Economía e investigador CIGIDEN, Rodrigo Valdés.
Entre 2010 y 2014, en tanto, los costes fiscales directos de la reconstrucción fueron equivalentes al 0,5% del PIB anual, lo que equivale al 3% del PIB por año en las regiones más afectadas, indica el estudio. “Nuestros resultados indican que el terremoto tuvo efectos negativos a mediano y largo plazo, los que llevaron a la economía a un nivel de actividad significativamente inferior”, señala el académico de la Escuela de Gobierno UC.
Más concretamente, agrega, “encontramos que los municipios más afectados recaudaban un 20% menos de IVA que las zonas no afectadas ocho años después del suceso”. Según el experto, la investigación utiliza la medida más granular de la actividad económica disponible y se construyó una medida del IVA local.
“El uso de los pagos del IVA local como indicador de la actividad económica municipal es novedoso y tiene varios puntos fuertes, ya que el IVA se aplica a todas las ventas de bienes (a diferencia de los datos de las encuestas industriales, como las manufacturas) y tiene un carácter fijo para todos los sectores y regiones. Además, el IVA se correlaciona significativamente con el PIB, pero está disponible a un nivel mucho más granular”, explica la académica UC, Paula Aguirre.
Peligro y exposición
Los investigadores también proponen nuevas y mejores medidas para evaluar los daños de los terremotos y los tsunamis en la actividad económica, para lo que presentan una estimación de la intensidad de los terremotos basada en la aceleración máxima del suelo en las zonas urbanas.
En el caso del tsunami, por su parte, presentan una estimación del potencial de daño local basado en el peligro y la exposición. “Nuestras variables elegidas tienen dos ventajas para calibrar las consecuencias económicas de los terremotos: mejorar la caracterización de la intensidad del evento y afinar la identificación de la ubicación adecuada, centrándose en las zonas de un determinado municipio donde se concentra la actividad económica y la población, lo que proporciona una medida más precisa de los posibles efectos económicos del terremoto”, asegura la científica CIGIDEN.
“Nuestros resultados mejoran la investigación existente de impactos de los terremotos y demuestran que estas perturbaciones son más significativas y persistentes de lo que se pensaba. Además, el coste económico de un terremoto puede ser sustancial, por lo que la inversión en resiliencia puede ser más rentable y es posible que los esfuerzos de reconstrucción, deban ir más allá de las infraestructuras públicas, ya que el crecimiento relativamente lento casi una década después del sismo sugiere que las políticas deben ir más allá de las infraestructuras y también apoyar al sector privado”, dice Rodrigo Valdés.