El desconocido volcán Guallatiri, está ubicado muy cerca del lago Chungará y del Salar de Surire, en el norte de Chile, pero también del paso fronterizo Chungará – Tambo Quemado, que va de Arica a La Paz, en Bolivia. A sus alrededores existen poblados como Guallatiri, Ancuta y Chungará viejo, siendo la ciudad más poblada Putre, asentada a unos 50 kilómetros del imponente volcán. Todas estas localidades podrían eventualmente ser afectadas si este volcán entrara en erupción.
De acuerdo al ranking de peligrosidad de Sernageomin, el volcán Guallatiri es el segundo más peligroso del norte de Chile, después del Lascar, “dada su condición de volcán activo y por la características del tipo de erupción que tiene, es decir, explosiva asociada a expulsión de material piroclástico (piedras y otros) a gran velocidad que recorren grandes distancias. Al mismo tiempo, al existir glaciares cercanos, aumentan las probabilidades de que existan lahares (barro y lava)”, asegura María Paz Reyes, investigadora CIGIDEN y candidata a doctora de la Universidad de Ginebra (Suiza).
La geóloga, es la investigadora principal de la investigación “Evaluación de peligros, vulnerabilidad y riesgos volcánicos del volcán Guallatiri, Región de Arica y Parinacota, Chile”, publicada recientemente en el Journal of South American Earth Sciences, junto a los investigadores de CIGIDEN, Felipe Aguilera, director de Ckelar volcanes y académico UCN y Alfredo Esquivel. Además, de los investigadores y geólogos de Ckelar Volcanes, José Pablo Sepúlveda y Manuel Inostroza.
Volcán activo
De acuerdo a la geóloga UCN, uno de los hallazgos más relevantes de esta investigación tiene que ver con el impacto de la dispersión de tefra (ceniza) que se distribuye de forma más amplia alrededor de un volcán activo, y que podría afectar a localidades cercanas que están aisladas, con población añosa e infraestructura crítica como puentes, caminos y pasos fronterizos. “Todo esto lo hace un territorio muy vulnerable frente a una posible erupción volcánica”, asegura María Paz Reyes.
Escoger el Guallatiri –cuya última actividad fue registrada en 1960– para el ser el primer volcán en Chile con un mapa de riesgos, de acuerdo al vulcanólogo Felipe Aguilera, tiene que ver con el desconocimiento que había de este volcán activo y de la inexistencia de estudios sobre riesgo y análisis de vulnerabilidad. Es decir, “conocíamos el mapa de peligro que nos indica el fenómeno físico, el tipo de erupción y qué puede suceder, pero no el fenómeno social que implica, eso es justamente lo que entrega el mapa de riesgos. El primero ayuda a la planificación territorial, el segundo para la emergencia”, plantea el experto CIGIDEN.
El nuevo mapa de riesgo del Guallatiri, por lo tanto, incluye componentes como presencia de personas en lugares aledaños al volcán, calificación de sus aspectos sociales como educación, edad, nivel socioeconómico, etnia, etc.) e infraestructuras crítica como caminos, comisarías, escuelas, pasos fronterizos, y la presencia importante de turistas. “Esto derivó a tres mapas de riesgos social, territorial y físico, que permite establecer zonas de riesgo”, advierte María Paz Reyes.
Población flotante
El tema del turismo en la zona no es menor, porque es una población flotante que prácticamente no sabe que existe un volcán activo en el lugar. “En terreno nos dimos cuenta que no existe información para los turistas que visitan el Parque Nacional Lauca o Reserva Nacional Las Vicuñas, ambas áreas protegidas aledañas al volcán), e incluso para los mismos habitantes de los poblados cercanos”.
De acuerdo al paper si se produjera una erupción de gran magnitud durante el otoño, el invierno o en la primavera/verano, los movimientos de las nubes de ceniza se podrían cubrir Chile, pero también alcanzar Perú, Bolivia, Argentina, Brasil y Paraguay. Para los procesos volcánicos más cercanos al Guallatiri, en cambio, las zonas de mayor riesgo se ubican hasta 13 kilómetros alrededor del volcán en las localidades de Chungará Viejo, Ancuta y Guallatiri.
En el caso de eventos explosivos, las áreas propensas a ser afectadas por la deposición de cenizas (tefra), en el norte de Chile, podrían ser cubiertas con capas de hasta 50 centímetros de espesor, mientras que la inundación por lahares (lava mezclada con barro), podría extenderse hasta más de 19 kilómetros. Mientras que para los eventos efusivos, los flujos de lava se extenderían hasta más de siete kilómetros. “En consecuencia, los lugares identificados con mayor riesgo social son las localidades de Nigramalla, Ancuta y Guallatiri”, concluye el estudio.