El terremoto ocurrido ayer en el extremo suroccidental de Japón, en la Isla Kyushu, reúne características particulares que han llamado la atención de la comunidad científica internacional.
De acuerdo a los antecedentes preliminares reportados por el Servicio Geológico de los Estados Unidos USGS, se trata de un terremoto de baja profundidad. El hipocentro del terremoto, punto desde donde se libera la energía, se registró a 10 kilómetros bajo tierra, en una falla cortical localizada sobre la zona de subducción de Japón. El terremoto fue precedido por dos sismos precursores ocurridos el 14 de abril de magnitud 6.2 y 6.0 que se localizaron bajo la ciudad de Kumamoto.
Los sismos causaron 9 víctimas fatales, se han reportado más de 800 personas heridas y numerosas casas destruidas. En cuanto al último sismo registrado, su carácter destructivo se explica por su poca profundidad hipocentral y porque la mayor parte del deslizamiento de la falla ocurrió a profundidades menores a 10 km en un área densamente poblada. Las aceleraciones medidas indican intensidades severas a violentas de 8.5 en la ciudad de Kumamoto, incluso mayores que las generadas por el Gran Terremoto Mw 9.1 de Japón de 2011. Tanto los sismos precursores como el sismo principal han generado gran cantidad de réplicas las cuales aún continúan sucediendo.
Este tipo se sismos han ocurrido históricamente en Japón, un ejemplo es el terremoto de Kobe de 1995, que azotó la ciudad del mismo nombre y causó del orden de 6300 víctimas fatales.
En Chile los sismos como el de Kyushu son poco conocidos y no están considerados en la norma sísmica chilena, debido a que han tenido una nula o escasa incidencia en daños para la población y la infraestructura del país. Sus efectos han podido ser medidos con metodologías geológicas más que instrumentales.
En el territorio nacional existen numerosas fallas corticales capaces de generar sismos de magnitud 7.0. Entre estas se cuentan la Falla de Ramón en Santiago, la Falla de Atacama en el norte de Chile y la Falla Liquiñe Ofqui en el sur de Chile. Esta última generó la crisis sísmica de Aysén el año 2007 que culminó con un terremoto M 6.2 con hipocentro a 10 km de profundidad.