Dron captura las imágenes de alto riesgo en la zona de Tocopilla

Expertos en geociencias y planificación urbana abordaron con autoridades de protección civil y de infraestructura, los desafíos en planificación y gestión de las zonas de riesgo.

El Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (Cigiden) reunió esta mañana en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) a los principales organismos de planificación, protección civil e infraestructura, para delinear acciones conjuntas que contribuyan a mitigar el impacto de las catástrofes en la población y las zonas urbanas.

El Seminario Chile Resiliente “Planificación y gestión de riesgos de desastres naturales” estuvo liderado por investigadores de la Universidad Católica (UC), de la Universidad Técnica Federico Santa María, de la Universidad Andrés Bello y de la Universidad Católica del Norte (UCN). En esta instancia se presentó un estudio del área de riesgo donde se emplaza Tocopilla, apoyado por imágenes captadas por un dron de Cigiden, que dan cuenta de los factores que determinaron los aluviones en la ciudad el pasado 9 de agosto.

“Chile ha debido enfrentar diversas amenazas de origen natural durante los últimos cinco años. De ahí la importancia de discutir con todos los actores el rol de la planificación integrada en la reducción de riesgos de desastres y el fortalecimiento de las resiliencia urbana”, destacó Rodrigo Cienfuegos, académico de Ingeniería UC y director del Cigiden.

Agregó que el análisis de la emergencia registrada en Tocopilla, es una herramienta científica en este sentido, que contribuye a la experiencia práctica de la planificación y a las orientaciones que está tomando la institucionalidad pública.

Para el director del Observatorio de Ciudades UC e investigador principal de Cigiden, Roberto Moris, Chile debe crear un sistema para responder eficazmente frente a un fenómeno natural extremo. “Los aluviones del norte demostraron la falta de preparación y respuesta que tenemos ante estas amenazas climáticas. También la poca planificación que existe para mitigar los impactos en zonas de quebradas”, precisó el especialista.

El estudio sobre los efectos del aluvión en Tocopilla, estableció que las cumbres en la ciudad actuaron como un muro que atrapó las nubes provenientes del Océano Pacífico, precipitando los 29,4 milímetros de agua registrados ese día en la zona.

En las imágenes captadas por el drone, se puede apreciar como la inclinada pendiente de los macizos de la Cordillera de la Costa en ese sector provocó que el agua caída escurriera rápidamente pendiente abajo, arrastrando consigo la carga de sedimentos que provocó la pérdida de vidas y los graves daños registrados en la ciudad.

“Las primeras evidencias de acarreo de sedimentos las encontramos a cinco kilómetros al interior de la desembocadura de la quebrada Barriles. Esto nos indica que la lluvia fue netamente costera y concentrada en la vertiente occidental de la Cordillera de la Costa”, explicó Gabriel González, investigador de la UCN y del Cigiden, que lideró el trabajo en terrero mediante el dron.

El experto añadió que una de las lecciones aprendidas en el aluvión de Tocopilla es que no sólo hay que preocuparse de instalar obras de mitigación en las grandes quebradas, sino también en las más pequeñas con alta pendiente, porque éstas son capaces de movilizar una gran cantidad de sedimentos.