Katherine Campos (UC), Francisca Roldán (UCN) y los geógrafos UC Nikole Guerrero y Simón Inzunza, dieron su perspectiva científica en diversos medios de comunicación, respecto a los factores que inciden en que las amenazas de origen natural se transformen en desastres y qué necesitamos para prevenirlos.
La mega inundación de este mes, que afectó nuevamente la zona centro sur del país, especialmente en la región de O’Higgins y el Maule, expuso una vez más las vulnerabilidades presentes en parte de nuestro territorio, ante fenómenos hidrometeorológicos extremos como el que hemos vivido estos días.
Convocados por diferentes medios de comunicación, investigadoras e investigadores del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), entregaron sus miradas en torno a la necesidad de fortalecer la gestión del riesgo a nivel local y comunitario, además de enfatizar en la necesidad de una planificación territorial -que considere las amenazas a las que están expuestas las comunidades – y la urgencia de invertir en capacitación científica, innovación y tecnología, orientada al desarrollo de sistemas de alerta temprana específicos para este tipo de situaciones.
Capacidades locales para la mitigación del riesgo de desastres
El miércoles 23 de agosto, la investigadora CIGIDEN y doctora © en Sociología UC, Katherine Campos, fue invitada al matinal del canal Megavisión “Mucho Gusto”. Allí, destacó la importancia de la memoria histórica en lugares como Licantén -una de las comunas con mayor afectación durante este evento- y que ya contaba con un historial de inundaciones ocurridas en los años 1986, 2002 y 2008.
“En términos de Gestión del Riesgo de Desastres, nosotros hablamos de capacidades. Son los conocimientos locales, la memoria histórica y las experiencias en su territorio, lo que le permite a las personas responder a este tipo de eventos”, explicó.
En este sentido, la socióloga agregó que “por este motivo es importante que no se trabaje solo con los expertos, sino también con las comunidades, ya que las personas conocen sus territorios y saben cómo reaccionar. La pregunta es ¿cómo canalizamos ese conocimiento local?” agregó.
Campos, también aseguró que son estas “capacidades”, las que permitirán reforzar las acciones y estrategias del Estado y permitan desarrollar e implementar planes de mitigación. Además, destacó el contexto actual de Cambio Climático, donde este tipo de inundaciones serán cada vez con mayor intensidad y más repetitivas en el tiempo.
“Acá reside la importancia de considerar la evidencia científica y mejorar los sistemas de monitoreo y alerta temprana para prevenir y gestionar este tipo de eventos hidrometeorológicos”, dijo.
“Somos un territorio multiamenaza”
Por su parte, la investigadora CIGIDEN y doctora © en geología UCN, Francisca Roldán, entregó sus apreciaciones en el programa CNN Tiempo donde recalcó la necesidad de formar personal técnico y con conocimientos de las multiamenazas presentes el territorio nacional.
“La comunidad científica ha hecho grandes esfuerzos para poder avanzar en el entendimiento de las amenazas de origen natural y tenemos que entender que somos un territorio multiamenaza” indicó, agregando que la falta de recursos para poder llevar a cabo investigaciones más profundas, aún es una limitación.
Asimismo, recalcó que la Gestión del Riesgo de Desastres no solo tiene que estar a cargo de los tomadores de decisión, sino que también se debe invitar a las comunidades a ser parte. “Hay un círculo de toma de decisiones, que repercute indudablemente, en lo que estamos viendo, es decir, el desarrollo de una amenaza natural con consecuencias desastrosas”.
En este sentido, la científica señaló que el cambio de Onemi a Senapred, aún no está a la altura de lo necesario para poder avanzar en el entendimiento de las amenazas de origen natural y así, generar los planes reguladores en función de lo que requieren las comunidades en situación de riesgo.
Pérdidas de cultivos
Los geógrafos UC e investigadores CIGIDEN Simón Inzunza y Nikole Guerrero, conversaron con “El Diario Financiero” acerca de las consecuencias de estas inundaciones en la actividad agrícola del centro sur de Chile.
Gracias al trabajo en terreno que realizaron en junio y posterior a la primera inundación de Licantén, los geógrafos se dieron cuenta que las plantaciones (para consumo familiar y venta al comercio) hoy son pérdida total.
“Hay dos similitudes principales entre lo ocurrido ahora y en junio. En primer lugar, se trata de un sistema frontal de características cálidas y que está alimentado por un ´Río Atmosférico`, es decir, vapor de agua transportado desde la zona ecuatorial y que genera una mayor cantidad de precipitaciones. La segunda similitud es la isoterma cero, es decir, sube la altitud desde la cual se presenta nieve en la cordillera y zonas que antes estaban nevadas, hoy reciben agua que aporta al deslizamiento del terreno y eventuales aluviones”, consignaron.
Por último, indicaron que esta inundación puede ser un inicio para mejorar la coordinación multinivel, además de mejorar los protocolos de prevención para que así las amenazas de origen natural no se conviertan en desastres.