Experto en terremotos CIGIDEN: “Los últimos temblores del norte de Chile no constituyen un enjambre sísmico”

El geólogo de la Universidad Católica del Norte y subdirector CIGIDEN, Gabriel González, explica que los dos sismos de magnitud 6 de la semana pasada ocurridos en el norte de Chile, se ubicaron en la Placa de Nazca y fueron generados por un mecanismo de falla tensional en estructuras de orientación norte-sur. La intensidad fue de leve a moderada.

Fueron dos temblores fuertes que inquietaron a la población nortina en Tocopilla y Calama, con intensidad leve a moderada, con una magnitud de 6.2 y 6.1 respectivamente. El Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA), descartó que las características de los sismos reunieran las condiciones necesarias para generar un tsunami en las costas de Chile.

“Ambos sismos estuvieron localizados en la Placa de Nazca, fueron generados por un mecanismo de falla tensional en estructuras de orientación Norte-Sur, debemos aclarar que no constituyen un enjambre sísmico y menos un indicador del gran terremoto esperado en el norte”, explica Gabriel González, profesor de Geología en la UCN y subdirector de CIGIDEN.

Esto último porque ninguno de los sismos activó la Falla de Subducción, donde se espera que ocurra el gran sismo del norte de Chile: “Esta conclusión se extrae del mecanismo de ruptura de ambos sismos, además de su localización, ya que el sismo de Tocopilla está bajo la falla de subducción y el de Calama muy lejos de ese mismo plano. No obstante, habrá que estar atento si hay algún proceso de carga de la falla de subducción debido al sismo con epicentro en Tocopilla. Eso solo lo sabremos con el pasar de los días”, advierte el geólogo.

Historial de terremotos

La zona norte tiene un amplio historial sísmico: el terremoto de Arica (1868) de magnitud 9,0, Taltal (1966) de 8,1 Mw y Tarapacá (2005) de 7,9 Mw. El más reciente y con mayor magnitud fue el de Iquique (2014), que alcanzó la magnitud 8,1 Mw, pero que según Gabriel González liberó solo entre 18 y 20% de la energía acumulada en el último megaterremoto ocurrido en la zona en 1877.

De acuerdo a una investigación liderada por el doctor en Geología de la UCN, –que publicó la revista Scientific Reports de Nature–, tras el terremoto de Iquique, el análisis de la velocidad de convergencia de las placas es clave. Los expertos analizaron señales emitidas por 14 estaciones GPS instaladas en el desierto, y realizaron una estimación de cuánto es el déficit de deslizamiento que existe en la zona.

“Las placas se mueven unos 66 milímetros por año, desde 1877 han pasado 145, y debió haberse desplazado bajo la superficie entre 9 y 10 metros, pero solo lo han hecho, en promedio, unos 2 a 3 metros durante el sismo de Iquique de 2014 y del orden de 1.5 metros durante el terremoto de Tocopilla en 2007. Por lo tanto, todavía queda una cantidad importante de energía acumulada en la zona de contacto entre las placas de Nazca y Sudamericana, que es lo que denominamos la falla de subducción”, dice Gabriel González.

Laguna sísmica

De ocurrir un terremoto con similar característica al de 1877, este afectaría una zona comprendida entre Mejillones e Iquique, con una magnitud mayor a 8, potencialmente podría tener magnitud 8.8. Terremotos de estas magnitudes, indica el geólogo UCN, son capaces de generar maremotos altamente destructivos.

Los científicos, ante la ocurrencia de un terremoto de esas magnitudes en la laguna sísmica del norte, esperan que un posible tsunami afecte las ciudades costeras del norte de Chile. De allí la necesidad de delimitar las zonas de inundación esperadas y mantener vías de evacuación expeditas para una eventual evacuación de las zonas costeras de las ciudades del norte de Chile.

“El entrenamiento de las personas para el proceso de evacuación es fundamental”, asegura González.