- Con la presencia del Ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes, el pasado viernes 3 de mayo se llevó a cabo una una misa conmemorativa en el Centro Intercultural Quebrada de Macul (CIQMA)
- En dicha actividad, también participaron profesionales del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) quienes desde el año 2018, han estado presente en los sectores habitados en el piedemonte de la cordillera de los Andes y a la orilla del río Mapocho, con un trabajo interdisciplinario que ha permitido el avance y evolución de proyectos que permitirían la Reducción del Riesgo de Desastres en este sector.
Desde que ocurrió el aluvión de 1993, cada 3 de mayo se realiza una misa conmemorativa en el Centro Intercultural Quebrada de Macul (CIQMA) espacio administrado por habitantes del lugar, algunos de los cuales son sobrevivientes al aluvión. En esta misa, históricamente han estado representantes de distintos sectores de la comunidad y del territorio, además de los alcaldes de turno, senadores y ministros.
En esta ocasión, la actividad contó con la presencia del Ministro de Vivienda y Urbanismo (MINVU) Carlos Montes, quien aseguró que “un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro. Esta es una máxima que nos lleva a no dejar en el olvido los diferentes desastres socionaturales y las consecuencias posteriores que nuestro país suele vivir por ellos como los incendios, inundaciones o el aluvión que afectó la zona de la Quebrada de Macul en 1993”, dijo.
En 1993, Carlos Montes era diputado por el Distrito número 26, donde se encuentra la comuna de La Florida, por lo que tuvo que experimentar el impacto del aluvión en carne propia. “El desastre que nos tocó enfrentar ese fatídico lunes 3 de mayo nos marcó a todas y todos. Como parlamentario y ahora, como Ministro de Vivienda, he tenido que empujar que desde el Estado se actúe de forma eficaz y eficiente para evitar que este tipo de calamidades se repitan, pero también para que la sociedad -los chilenos y chilenas- no olviden y respeten los lugares donde se pueden levantar viviendas, sin poner en riesgo la propia vida, ni la de sus familias”, expresó.
Memorias del desastre
Además, y durante las últimas semanas, un equipo de CIGIDEN -dirigido por Leila Juzam y que cuenta con la participación las profesionales del Centro, Valentina Acuña, Javiera Castañeda y el director de la Unidad de Artes y Desastres de CIGIDEN (DESARTES) Ignacio Gutiérrez- organizó un taller de escritura que lleva por nombre “Memorias del Desastre”.
Esta actividad presencial estuvo dirigida a los sobrevivientes del aluvión de 1993 y fue guiada por la poeta Camila Mardones, quien ha trabajado con población expuesta al trauma. El taller contó con tres sesiones y estuvo inspirado por la experiencia internacional de “Escritura Pública”, fundación dirigida por la escritora Yairamaren Román Maldonado, quien realiza talleres con mujeres sobrevivientes a experiencias traumáticas en Puerto Rico y California.
Asimismo, esta instancia de intervención corresponde a la continuación de los “Diálogos Creativos”, que se llevaron a cabo a comienzos de 2023, con el fin de co-construir la obra pictórica del artista visual y miembro de DESARTES; Sebastian Riffo, junto a la comunidad y que se traduce el el manto que lleva por nombre “Siempre les recordaremos. A propósito del Aluvión del 3 de mayo de 1993” (2023). Esta experiencia también tuvo la participación de sobrevivientes al aluvión de 1993, y su objetivo era dar sentido al manto plasmado en tela y que fue donado por CIGIDEN a la comunidad.
“Nos empezamos a preguntar cuál era el impacto que tienen las intervenciones de las y los investigadores de CIGIDEN en las personas. Por ello, una de nuestras inquietudes fue tratar de abordar qué ocurría con las y los participantes, al compartirnos sus relatos y experiencias. Así nace la idea de realizar un taller exploratorio de escritura, que les permitiera elaborar el trauma en un espacio seguro y junto a sus vecinos”, explica Juzam.
A partir de las experiencias de este taller, se publicará un libro con los escritos de los sobrevivientes, lo que contribuiría a la consolidación de un “objeto de memoria”. En efecto, la presidenta de la junta de vecinos de la Villa El Esfuerzo, Nayr Alcaíno, expresó al finalizar el taller, que “ahora yo no digo que solo viví el aluvión, sino que somos sobrevivientes del aluvión, y eso salió de acá, del taller”.
Para la ejecución del taller, la psicóloga UC y profesional CIGIDEN, Javiera Castañeda, elaboró un protocolo de apoyo emocional, que propone cinco recomendaciones:
- Alerta sobre temáticas sensibles: Explicar a los participantes al inicio del taller que en algunas sesiones pueden aparecer relatos sensibles acerca de la experiencia con el desastre, de manera que si alguien no se siente bien o ha vivido alguna situación reciente, puede retirarse de la activida
- Crear un espacio seguro: Establecer que el espacio de un taller será un espacio seguro, donde primará el respeto y la confidencialidad de los relatos. Hay que indicar que esto implica que todas las opiniones deben ser discutidas con respeto y sin pasar a llevar las creencias e identidad de otros.
- Señalar como proceder en caso de malestar psicológico: Indicar que en caso de presentar malestar asociado a los hechos que se reviven en el taller, se debe avisar al equipo. Si una persona solicita ayuda, va a tener acceso a una sesión de contención y a la presentación de redes de apoyo
- Evocar emociones de forma respetuosa: Se recomienda que la evocación de emociones sobre el desastre vivido por los participantes se realice de la forma más general posible. Una dinámica recomendada para esto es presentarle un rango de emociones a los participantes. Lo ideal es no entrar en detalles
- No obligar a los participantes a dar detalles de lo ocurrido: Una de las cosas fundamentales para proteger la salud mental de las personas es no obligar a que las personas cuenten con detalle lo que sintieron, lo que vivieron o lo que observaron. Es super importante respetar si una persona no quiere compartir su relato.
- Evitar decir frases que involucren el juzgar lo sucedido: Se recomienda evitar decir a las personas frases como: “todo pasa por algo”, “afortunadamente no fue para tanto”, “Dios sabe porqué hace las cosas”. Por el contrario, se recomienda señalar “Entiendo lo difícil que fue para usted la situación”, “Agradezco su relato”, “Gracias por compartir el relato”. La recomendación es no juzgar lo que la persona cuenta, sino que acoger el malestar.
En el futuro, el equipo multidisciplinario de CIGIDEN quiere intentar aplicar este taller con personas sobrevivientes de otros desastres, con la finalidad de construir una herramienta que facilite que las personas elaboren el trauma desde la psicología y la escritura.
Investigación interdisciplinaria en torno al aluvión
El taller de escritura se suma como una nueva actividad al trabajo de investigación que las profesionales de la línea de investigación “Cultura del desastre y gobernanza del riesgo” de CIGIDEN, Valentina Acuña y Leila Juzam, vienen desarrollando hace seis años en la Quebrada de Macul sobre la memoria en torno al aluvión del 3 de mayo de 1993. A medida que avanzaron en este proceso, fueron incorporando a otros profesionales del Centro, con el fin de abordar de forma interdisciplinaria la amenaza de aluvión en el sector y considerando que en la actualidad, aún están llegando personas a habitar sectores por las que alguna vez pasó el aluvión. Así nace, entre otros proyectos, el Modelo Geosocial.
El Modelo Geosocial es una metodología experimental, que busca integrar las interacciones entre los factores sociales y geológicos que configuran los aluviones, con tal de llegar a un análisis e intervención más robusta en la comunidad. Este modelo se construye a partir de tres bloques analíticos que se codeterminan constantemente: 1) El estudio geológico y geomorfológico del área de estudio; 2) El ambiente construido que abarca las condiciones infraestructurales, urbanas y de planificación; y 3) El ambiente sociocultural, que incluye la memoria comunitaria, percepción del riesgo y organización territorial. Los resultados se reflejan en un mapa geo-social que sistematiza las interacciones complejas entre estos tres ambientes:
“Al comienzo de nuestra investigación sobre la recuperación de la memoria sobre el aluvión de 1993, quisimos contextualizar qué significaba este desastre en términos más técnicos, por lo que le pedimos a la geóloga UCN e investigadora CIGIDEN, Francisca Roldán, si podía apoyarnos con su expertise respecto a la activación de quebradas”. Al poco andar y durante el proceso de trabajo, nos dimos cuenta de la necesidad de incorporar a las ciencias de la tierra como parte fundamental del abordaje del problema, por lo que el proyecto tomó un carácter interdisciplinario» , explica Juzam.
Además, la experta explica que los dirigentes con quienes han estado trabajando, expusieron su preocupación sobre otras quebradas que no estaban siendo consideradas por las autoridades. “En la Quebrada de Macul se hicieron obras de mitigación, pero hay otras quebradas en las que no se ha hecho nada y que se han activado en los últimos años, por lo que nos dimos cuenta que había un interés importante por tener información que fuera técnica”, señala.