Por Gabriela Cortés Villarroel, periodista de la Unidad de vinculación, educación y divulgación de CIGIDEN (gabriela.cortes@cigiden.cl)
Para analizar este evento, el investigador principal del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) y académico de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), Patricio Catalán, entregó algunos detalles de cómo funcionan estos sistemas de alerta y por qué es importante el monitoreo constante. También analiza el por qué el aviso de evacuación se canceló rápidamente.
El terremoto de magnitud 7.0 Mw del 5 diciembre que sacudió Estados Unidos, se desató a 100 kilómetros al suroeste de California, según información de Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) que también indica “que este evento probablemente se activó en o cerca de la zona de fractura de Mendocino”, una zona de falla que se dirige hacia el este-sudeste . En esta zona se produce el encuentro de tres placas (Placas del Pacífico, Norte Americana y San Juan de Fuca/Gorda), lo que da origen a terremotos de distinto tipo. Una situación similar se produce en las cercanías de la Península de Taitao, en el sur de Chile.
¿Por qué se activó la alerta?
Al igual que en Chile, un terremoto con las características del ocurrido activa todo el sistema de monitoreo, y debe actuar lo más rápido posible. “Lo que fue relevante es que fue en las cercanías de la costa, por lo tanto la zona de ruptura pudo quedar bajo el océano y eso significa una potencial generación de tsunami”, explica el científico de CIGIDEN.
Según el experto, las placas donde se produjo el terremoto, se deslizan de forma paralelas uno con respecto a la otra, “no una subiendo con respecto a la otra y ese tipo de terremotos, en general, genera tsunamis que son habitualmente muy pequeños y por lo tanto eso explica que después se haya descartado la alerta”. Aún así recalca la importancia de considerar las medidas de precaución inicial, “dado que se cumplió las características en términos de ubicación y magnitud, es que se activa el procedimiento de análisis”.
Al afectar a una gran cantidad de población, “esta alerta se emitió relativamente rápido pero luego de eso, una vez emitida la alerta, los sistemas siempre continúan observando y recopilando nueva información”, de cómo se está comportando el océano, por ejemplo, y con esa información es posible hacer una siguiente evaluación que permitió cancelar la alerta.
“La alerta no fue un error, sino que se enfocó en salvar la vidas ante la eventualidad que ocurra un evento desastroso”, indica el experto.
Las etapas de una Alarma de Tsunami en Chile
“En Chile existen tres etapas principales para la emisión de la alerta”, detalla Patricio Catalán. La primera ocurre rápidamente luego de ocurrido el terremoto. Personas entrenadas y calificadas, informan a SENAPRED sobre la percepción del terremoto “mientras está siendo registrado también por instrumentos”. Dado que las personas lo perciben inmediatamente en las cercanías de donde ocurre, “existe lo que es el procedimiento que se llama la evacuación preventiva”, usando la escala de Intensidad de Mercalli, que “mide el nivel daño pero no la energía que se libera con el terremoto. Si tres o más informadores Mercalli indican que la Intensidad es superior a VII, se inicia la evacuación preventiva”.
De todas maneras, la información técnica se considera en paralelo. Luego de asegurar una evacuación rápida, las distintas instituciones que recopilan los datos técnicos, realizan una evaluación a través de técnicas como SIPAT -parte del Sistema Nacional de Alarma de Maremotos (SNAM), uno de los cinco sistemas de alerta y pronóstico de tsunamis más avanzados del mundo. “Esta evaluación técnica evalúa si es que se puede generar un tsunami o bien identificar que las características no eran las que serían necesarias para generar un tsunami. Dependiendo de ello, en ese caso se puede cancelar una evacuación preventiva, o se puede ordenar una evacuación más generalizada en varias regiones y otras costas”, dice Catalán. En esta fase de la evaluación, se utiliza información técnica como la magnitud del terremoto (cuánta energía libera), y los modelos computacionales de tsunami.
Y por último, la fase de monitoreo “para comprobar si el tsunami finalmente llega, observando los instrumentos que tenemos en la costa”. Así, el sistema que tenemos implementado en Chile funciona de manera similar a la que dio aviso el día jueves 5 de diciembre en Estados Unidos, ya que “considera de estas distintas etapas y cuyo objetivo principal es promover, la seguridad de la población”.
¿Aplica la resonancia en todas las bahías?
El investigador principal de CIGIDEN ha desarrollado evidencia científica sobre la resonancia, un fenómeno que afecta a ciertas bahías de Chile, amplificando el “efecto del tsunami”. “No todas las bahías cumplen con las condiciones para ser resonantes, según el estudio que hemos estado llevando a cabo aquí en CIGIDEN”, explica Catalán.
Según los resultados obtenidos, “quien controla la ocurrencia de la resonancia es la forma que tiene el fondo y, por sobre todo, la forma que tienen las puntas y cabos que definen a la bahía. Entonces, algunos lugares del mundo han demostrado tener esta capacidad de amplificación y en el caso de lo que analizamos ayer en Estados Unidos, Crescent City es una localidad que históricamente genera estas condiciones resonantes y eso explica también el nivel de preocupación que hubo allá”. Entre los casos chilenos que se ha identificado la resonancia están las bahías como Arica, Quintero, Coquimbo.
Pese a estas particularidades, el Sistema Nacional de Alarma de Maremotos considera esta información, y utiliza un procedimiento que tiene por objetivo principal, la seguridad de las personas. Pero Catalán enfatiza que siempre, los primeros responsables de la seguridad ante tsunamis somos cada una de las personas que nos encontramos en la costa ante un momento, y debemos reconocer las señales de la naturaleza al respecto, y también conocer el sistema que hay en Chile, y que hay que hacer.