“A medida que la sociedad humana sigue desarrollándose, hemos aumentado el riesgo de desastres a gran escala. Desde la atención sanitaria hasta las infraestructuras y la seguridad nacional, los sistemas diseñados para mantenernos a salvo también han aumentado el potencial de desastre. La presión constante del cambio climático, los conflictos geopolíticos y nuestra tendencia a ignorar lo que es difícil de comprender, exacerban los peligros potenciales. ¿Cómo podemos prepararnos y prevenir las catástrofes del siglo XXI que se avecinan?”.
Así comienza la introducción a su libro “Rethinking Readiness: A Brief Guide to Twenty-First-Century Megadisasters”, Jeff Schlegelmilch, director del National Center for Disaster Preparedness (NCDP), de la Universidad de Columbia en Estados, en tu visita a Chile. Entrevistada por la investigadora CIGIDEN y académica de la Escuela de Gobierno UC, Magdalena Gil, la experta destacó que Schlegelmilch identifica y explora amenazas muy críticas que no necesariamente estamos abordando en Chile y Latinoamérica.
“El autor no aborda típicamente las amenazas geológicas más comunes en Chile como terremotos y tsunamis, pero si aquellas amenazas que actualmente enfrenta el mundo como las pandemias, el cambio climático, el colapso de las infraestructuras –como ocurrió esta semana en la Región Metropolitana con la intensa lluvia que dejó muchas comunas sin luz–, los ciberataques y los conflictos nucleares”, explica la socióloga UC.
Re-pensar el desastre
En el libro, el director del NCDO, invita a imaginar que nos despertamos en medio de la noche y nos piden dejar nuestros hogares inmediatamente, porque los desastres ocurren con cada vez más frecuencia asociado al cambio climático, que prácticamente no está transformando en migrantes, y no estamos preparados para eso. El autor de pregunta por lo tanto, si estamos mejor preparados para re-pensar los desastres, aprender de ellos y construir resiliencia de las comunidades, las ciudades y los Estados.
“Las personas afectadas por desastres, pueden tardar un tiempo en recuperarse de las secuelas materiales y psicológicas. Por lo mismo, ¿estamos preparados para enfrentar otra pandemia? ¿Nuestros cadena de suministros sanitarios aprendió de la primera ola de Covid-19? ¿Aprendimos del Ébola en 2014 o el SARS de 2002 para enfrentar nuestra última pandemia?”, se pregunta el experto de la Universidad de Columbia. “Probablemente no”, asegura.
¿Entonces cómo enfrentar mejor los desastres y aumentar la resiliencia? Jeff Schlegelmilch comenta que no es tarea fácil apalancar la resiliencia, “pero se puede construir con más investigación y evidencia científica, involucrando significativamente a la comunidad, apoyándose en la incertidumbre, invirtiendo en las próximas generaciones y re-formulando los incentivos”.
Infraestructura crítica
La investigadora CIGIDEN, Magdalena Gil, destaca del libro que aborde la mantención de la infraestructura crítica –electricidad, salubridad, gas, conectividad vial, hospitales, agua potable, entre otras) y del sistema en general que tenga las capacidades necesarias, como una fórmula para estar mejor preparados frente a todas nuestras amenazas.
“Se trata de un tema que no suele ser abordado en investigaciones académicas, ni por los políticos ni es visibilizada por los tomadores de decisiones. Y no se trata solo que se caiga un puente durante un evento natural que puede ser muy pequeño como la lluvia intensa de un par de horas en la RM, pero que se amplificación el desastre por la falta de mantención”, complementa la académica de la Escuela de Gobierno UC e investigadora Itrend.
Durante la presentación, el autor, ahondó en el tema de las comunidades y la comunidad del riesgo, asegurando que la voz de la comunidad debe ser fundamental en la mitigación del desastre, por lo tanto, es necesario incluirla en los planes de prevención, hacer una comunicación intercultural, e incluir la prácticas locales en la preparación, recuperación resiliencia. “Existe un capital social, agrega, que debe ser rescatado para poder construir estrategias para la resiliencia frente a desastres, sobre todo conociendo y co-creando planes de preparación específicos para cada comunidad”.