Por Gabriela Cortés Villarroel, periodista de la Unidad de vinculación, educación y divulgación de CIGIDEN (gabriela.cortes@cigiden.cl)
En la Sala de la Colonia del Museo Histórico Nacional, el martes 22 de octubre, se celebró el lanzamiento del “Repositorio del Desastre” la plataforma CIGIDEN que ya se encuentra disponible para uso público.
Con la presencia de divulgadores científicos, académicos, tomadores de decisión y estudiantes, el Repositorio del Desastre, desarrollado por el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), fue presentado oficialmente durante una jornada que incluyó música improvisada por los cantores tradicionales Gabriel Huentemil y Moisés Chaparro.
Esta plataforma es una herramienta que facilitará el entendimiento de las distintas investigaciones realizadas por científicas y científicos de CIGIDEN que han trabajado in situ en los desastres ocurridos en el país, desde las inundaciones 2023 hasta los incendios de 2024, lo cual se irá alimentando con más eventos del pasado, del presente y el futuro.
La plataforma se apoya principalmente en el storytelling o narrativa de datos, que permite acercar la información y contar sobre las vivencias de las comunidades previo y posterior a los eventos.
Para dar inicio a esta actividad, la Encargada de la Unidad de Acceso de ANID (Agencia Nacional de Innovación y Desarrollo del Ministerio de Ciencias) María Soledad Bravo, destacó que “es muy importante la iniciativa de CIGIDEN, de crear el Repositorio del Desastre, porque recupera material y una historia significativa para chilenos y chilenas” agregando que “la sociedad, en general, es poco previsora de estos sucesos, entonces espera que las cosas pasen y luego actúa”.
Por esto destaca que tener este tipo de plataformas y soportes digitales permite tener registros de videos, datos, planimetría, imágenes, testimonios “que son valiosos para la toma de decisiones, reforzando la capacidad de respuestas que tienen las comunidades en el historial de catástrofes” agregando que “esta plataforma favorece el desarrollo científico para que la ciudadanía pueda nutrirse de este conocimiento por formatos y canales apropiados”.
“La memoria colectiva es fundamental”
Durante la presentación en el Museo Histórico Nacional, los profesionales a cargo del Repositorio del Desastre, los geógrafos CIGIDEN y Magíster en Geografía y Geomática UC, Simón Inzunza y la coordinadora de la Unidad de Educación y Vinculación del Centro, Nikole Guerrero, detallaron este proyecto.
“Apuntamos, con esta herramienta, a propiciar lo que es la memoria histórica. Actualmente lo que no se digitaliza se pierde, entonces la idea era generar este repositorio digital que pueda servir a las futuras generaciones, a público técnico y tomadores de decisiones. Con esto, generamos recomendaciones en planificación territorial, educación y protección de los ecosistemas”, explicó Inzunza.
Por su parte, Guerrero recalcó que “uno de los grandes aportes que tiene este repositorio es entender que la memoria colectiva es fundamental para generar capacidades adaptativas de recuperación en las comunidades, en ese sentido, el fortalecimiento de la resiliencia es uno de los pilares fundamentales si hablamos de una gestión del riesgo de una manera propositiva. Estamos acostumbrados a verlo desde las vulnerabilidades pero también es importante hablar de las capacidades que tienen y pueden desarrollar las comunidades”.
Cabe recordar que este repositorio, hasta el momento, toma en cuenta las inundaciones de la Región del Maule en 2023 y los incendios en la Interfaz Urbano-Rural en la Región de Valparaíso en 2024. Próximamente agregarán el terremoto de Valdivia en 1960, el aluvión de la Quebrada de Macul de 1993, el aluvión de Chañaral y el terremoto de Illapel, ambos en el año 2015.
Un diseño amigable para las personas
Durante esta instancia, se realizó la mesa redonda «Memoria y voces del riesgo: Ciencia, comunidad y acción para un futuro resiliente», de la cual participaron el Dr. Cristian Farías y autor del libro «Manual para sobrevivir a nuestra loca geografía»; Victor Espinoza, estudiante de la Escuela Comunitaria Ambiental de la Costa; Helia Vargas, Jefa del Departamento de Análisis y Comprensión del Riesgo de SENAPRED y Felipe Bengoa Trucco, cofundador de Fundación Enterreno. La mesa fue moderada por la investigadora CIGIDEN y académica de la U. de Chile, Karla Palma.
Para Cristián Farías, el Repositorio del Desastre es “super importante, ya que la disposición de datos a través de un buen relato, que cualquier persona pueda entender, es algo que ayuda en tantas escalas para poder reducir el riesgo de desastres, que es un trabajo importante de hacer”. Destacó como el relato puede servir para “alguien en el colegio, para un profesional, para una persona que esté tomando decisiones en un gobierno” agregando que “es importante retomar el que las personas puedan conectar con lo que fue pasando y eso alimenta el futuro de cómo alguien lo va a mirar de nuevo en 10 o 15 años más. Porque tenemos que prepararnos constantemente en el tiempo, no es algo que pase ahora”.
En la misma línea, Helia Vargas destacó la memoria histórica apoyada en datos, ya que sin el evento precursor, es decir, el desastre, permite “aprender de ella para hacer lo que hicimos bien, mantenerlo y mejorar aquello que no hicimos tan bien”, agregando que “esa es la importancia de la memoria histórica, que tiene distintas visiones y que se construye por quienes conformamos la sociedad”.
Por último, Felipe Bengoa, quien cofundó una de las plataformas digitales que contiene más de 150.000 archivos fotográficos de la historia de Chile -enviadas por usuarios- destacó el diseño del Repositorio del Desastre. Lo describe como “un trabajo silencioso pero no menor. La curatoría y el diseño que se le está dando a esta caja de datos quedan a disposición de las personas ya que el relato y el diseño que se le da, para su interpretación y su mejor uso, es bastante importante para las generaciones en este contexto de la digitalización”. Además destaca que, tanto Enterreno como el Repositorio, toman un rol fundamental en la generación de conocimiento compartido a través de las generaciones para que “puedan ser prevenidas y disminuir sus riesgos”.