Nuevo método permite optimizar posibilidades de supervivencia de heridos durante un desastre

El investigadores CIGIDEN y académicos UNAB, Andrés Bronfman y Pamela Álvarez son los autores principales de un estudio que plantea considerar la edad, el nivel de gravedad de las lesiones y su deterioro a lo largo del tiempo, como factores críticos para priorizar la atención a cada víctima y su traslado a un centro médico especializado, durante una emergencia.

Una de las principales preocupaciones para la Gestión del Riesgo de Desastres (GRD), es reducir las muertes y el sufrimiento causados por la falta de atención y tratamiento médico oportuno en el caso de un desastre, no obstante, a menudo la atención médica y de rescate se centra en metodologías para reducir los tiempos de respuesta en la recogida y el traslado de las víctimas, sin considerar los tiempos de estabilización requeridos según los diferentes niveles de gravedad ni vulnerabilidad que presentan los pacientes.

“Este enfoque tradicional permite en ocasiones que los heridos con lesiones menos graves y menos vulnerables, sean atendidos antes que aquellos que necesitan atención de urgencia por la gravedad de sus lesiones”, señalan los investigadores(as) CIGIDEN, Andrés Bronfman y Pamela Álvarez, autores principales del paper “The Casualty Stabilization–Transportation Problem in a Large-Scale Disaster”.

En este trabajo los académicos de la Universidad Andrés Bello, junto a otros autores, abordan el problema de la recogida y el transporte de heridos tras un desastre de gran escala, especificando el orden en el que deben ser recogidos, estabilizados y a qué centro médico deben ser transportados con el fin de minimizar el tiempo de estabilización y transporte de cada herido.

Estabilización in situ

“Nuestra metodología establece el itinerario de recogida, estabilización in situ y transporte de las víctimas, teniendo en cuenta los vehículos capacitados y los centros de atención médica disponibles. A diferencia de trabajos anteriores, minimizamos el tiempo necesario para lograr la estabilización in situ de cada víctima, en función de su edad y nivel de gravedad de las lesiones para su posterior traslado a centros médicos especializado”, explica Andrés Bronfman.

Según la investigación, la estabilización in situ, se refiere a la atención médica y de primeros auxilios que se ofrece a los heridos en el lugar para mantenerlos con vida, mediante el uso de equipos y personal médico adecuados, estabilizando sus funciones vitales para su posterior transporte a un centro médico especializado.

“Para priorizar la asistencia médica, nuestra metodología incorpora el rango de edad como indicador de vulnerabilidad y el nivel de gravedad de las víctimas y su deterioro en el tiempo. Los pacientes más críticos serán los primeros en ser estabilizados, maximizando sus posibilidades de supervivencia”, aseguran los investigadores CIGIDEN.

Simulación en Iquique

Foto de Bruna Fiscuk en Unsplash

«Para aplicar nuestra metodología, utilizamos el escenario de un terremoto de magnitud 8.9, con epicentro a 102 km al suroeste de Iquique, en la hora punta de la mañana (7:30-8:30), en un día laboral. Este escenario es el que produce el mayor número de víctimas de todos los escenarios simulados posibles en Chile”, comenta Bronfman.

Iquique se encuentra en el centro de la brecha sísmica que provoca eventos sísmicos de gran escala en el norte de Chile. La zona de subducción a lo largo de la costa del norte se ha roto dos veces: en 1877 con una magnitud 8.8 y en 2014 8.2 Mw, no obstante, los expertos coinciden en que este no sería el último terremoto en la zona, y podría producirse uno aún mayor.

Para probar su metodología, los expertos simularon diferentes escenarios de terremotos en esta ciudad con múltiples heridos. Los resultados muestran que considerar explícitamente como objetivo la estabilización in situ de las funciones vitales de las víctimas –antes de su traslado a un centro médico–, permite tratar a los pacientes con mayor inmediatez.

“Nuestra metodología permite la creación de un programa que minimiza el tiempo de recogida, estabilización in situ y transporte de las víctimas, con una flota heterogénea de vehículos de emergencia aéreos (helicóptero) y terrestres (ambulancia), para los procedimientos de recogida y transporte de víctimas y la capacidad de los centros de atención médica. Tomamos en cuenta la gravedad de las lesiones y cómo se deterioran según el tiempo de espera e incluimos el tiempo de estabilización in situ, por rango de edad y gravedad de las víctimas como una de las variables significativas para determinar la prioridad”, finalizan los expertos.