El pasado jueves 9 de junio, día complicado para Santiago por la ruptura de una matriz de agua en Providencia, investigadores de CIGIDEN, instituciones y amigos, se reunieron en un nuevo café after office, instancia de conversación con la comunidad que el centro realizó por segunda vez este año.
La presentación en esta oportunidad estuvo a cargo de la investigadora del centro y académica de la Universidad Andrés Bello, Pamela Álvarez, que realizó un recorrido por la gestión de desastres naturales, desde la perspectiva de la logística. La presentación también contó con los comentarios de Claudia Betancur, coordinadora de proyectos de emergencia de la Cruz Roja Chilena; Alberto Elías, jefe de la división de Abastecimiento de ONEMI, y fue moderada por Andrés Bronfman, también investigador de CIGIDEN y académico de la UNAB.
“El tsunami del océano Índico (2004) fue el punto de inflexión para comenzar a hablar sobre la gestión de desastres” explicó Pamela Álvarez, tema que toma importancia a la luz de las cifras, que indican que cada año, cerca de 200 millones de personas serán afectadas por desastres.
Así, “la gestión de desastres tiene como objetivo trabajar antes y después de que un desastre ocurra. No solo busca apaliar los efectos. Y la idea, es disminuir el impacto que puedan tener los desastres”. Pero “¿qué tiene que ver la logística con la gestión de desastres? Se estima que un gran porcentaje de los esfuerzos, tienen que ver con actividades logísticas. Hay que distribuir ayuda, llevar voluntarios, instalar albergues, levantar campamentos. Todas esas son actividades logísticas”, explicó la investigadora y agregó que la logística de emergencia se define como:
“el proceso de planificar, gestionar y controlar el flujo de recursos para proporcionar ayuda a las personas afectadas”.
Mientras que la logística de desastres o de catástrofes “van a ser todas las actividades desarrolladas antes, durante y después de ocurrido un desastre, de tal forma de disminuir la pérdida de vidas humanas, el impacto del desastre y ojalá volver de la forma más rápida posible al estado de normalidad”.
En cuanto a la relación entre la logística de emergencia y la comercial, Pamela Álvarez explicó que “hay importantes diferencias entre una y otra, que hacen que las cosas no sean tan traspasables”. Sus objetivos son distintos, la logística comercial busca maximizar sus utilidades, mientras que la de emergencia apunta a temas mucho más sociales, ser equitativos en la distribución, cubrir la mayor cantidad de población posible, reducir el riesgo de la población, minimizar los tiempos de respuesta, minimizar las pérdidas de vida, etc.
Al finalizar la presentación, Claudia Betancur y Alberto Elías comentaron los temas, moderados por Andrés Bronfman. “Me llamó mucho la atención la parte de profesionalizar todo lo que tiene que ver con la logística. De hecho en la Cruz Roja, después del terremoto de 2010 se han formado equipos nacionales de operaciones logísticas y se están abordando todos los temas de cuando ocurre un desastre. Y este no debiera ser solo un esfuerzo de la Cruz Roja, sino que los organismos de Estado debieran mantener esto en el tiempo”, dijo Betancur.
Por su parte, Albert Elías desde la ONEMI concordó también que el 80% de las actividades que se realizan durante un desastre son logísticas y en ese marco, lo importante es “cómo nos hacemos cargo de ese 80%, donde hay temas importantes como planificar, gestionar y controlar la cantidad de recursos que se van a usar en esta etapa”.
Más detalles sobre la investigación presentada por Pamela Álvarez en este Café CIGIDEN disponibles en streaming.