- En la actualidad, la cultura del desastre en Chile está profundamente influenciada por la circulación y uso del concepto de resiliencia, que se ha convertido en omnipresente en las múltiples esferas de la Gestión del Riesgo de Desastres. Con origen etimológico en el latín resilire, que significa «saltar de nuevo, saltar de vuelta, rebotar», el término se ha asociado con la capacidad de una persona, sociedad, estructura o ciudad para sobrellevar un evento adverso. Pero, ¿qué significa realmente ser resiliente? ¿Cómo se alcanza ese estado? Y lo más importante, ¿qué deja fuera este concepto que es fundamental para afrontar los desastres?
- La exposición liderada por DESARTES, estará vigente hasta el 28 de junio en el edificio de SENAPRED de lunes a viernes a partir de las 10 y hasta las 17 horas y los días sábados de 12 a 15 horas.
“La tierra está bailando
Tenemos que escondernos
//
¿Dónde nos escondemos?
Debajo de la mesa»
Una canción de cuna inunda la atmósfera, voces de niñas y niños que cantan cómo deben actuar cuando la tierra tiembla. Esta es la apertura sonora a la sala de exposición del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta Ante Desastres (SENAPRED), ubicada en Av. Beauchef 1671, Santiago, donde actualmente se está presentando la muestra «Post-resiliencia» de los artistas nacionales Ignacio Gutiérrez Crocco, Fernanda López Quilodran y Sebastián Riffo Valdebenito.
Chile es un país marcado por desastres socionaturales. Su historia ha sido forjada por numerosos terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas e incendios, entre otros fenómenos, que han moldeado su territorio y la identidad de sus poblaciones a lo largo de los siglos. Frente a esta recurrencia, las sociedades afectadas han desarrollado una “cultura del desastre”, compuesta por ideas y prácticas que nos han permitido interpretar y responder, con mayor o menor éxito, a estos eventos.
En la actualidad, la cultura del desastre en Chile está profundamente influenciada por la circulación y uso del concepto de resiliencia, que se ha convertido en omnipresente en las múltiples esferas de la gestión del riesgo. Con origen etimológico en el latín resilire, que significa «saltar de nuevo, saltar de vuelta, rebotar», el término se ha asociado con la capacidad de una persona, sociedad, estructura o ciudad para sobrellevar un evento adverso. Pero, ¿qué significa realmente ser resiliente? ¿Cómo se alcanza ese estado? Y lo más importante, ¿qué deja fuera este concepto que es fundamental para afrontar los desastres?
Ignacio Gutiérrez Crocco, Sebastián Riffo Valdebenito y Fernanda López Quilodrán, abordaron estas preguntas en una residencia investigativa y creativa realizada en el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED). De esta experiencia, rescataron elementos de su historia, que cruzaron con las investigaciones del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) para exponer, reflexionar y cuestionar diferentes perspectivas sobre la resiliencia frente a los desastres. Finalizando en la muestra la tercera muestra de la Unidad de Artes y Desastres de CIGIDEN (DESARTES) denominada «Post-resiliencia», la que contempla una serie de obras que transitan entre el video, la escultura cinética, lo pictórico, el archivo y la gráfica que se entremezclan con el humor, la cultura popular, la historia de Chile y la historia biográfica de quienes habitan la Institución y visitan la exposición.
Esta iniciativa fue inaugurada el sábado 25 de mayo en el marco del Día de los Patrimonios y contó con la visita de más de un centenar de personas.
Obras en exhibición
Ignacio Gutiérrez Crocco invita a rodear y observar «Con(de)strucción» (2024), una escultura cinética de color rojo, que en su parte frontal tiene un marcador digital de años, el cual empieza en 1541 -fecha correspondiente a la fundación de Santiago- y finaliza en el año 2024. En sus costados lleva inscrito los desastres más destructivos que se han vivido en Chile como terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas y aluviones. En la parte superior, un conjunto de fierros verticales de diversas alturas se activan desarmando su orden cada vez que el contador transita por un año en el que ocurrió un desastre socionatural en la historia de Chile, para luego volver a la posición inicial. Así, la escultura representa con su movimiento la recurrencia de estos acontecimientos en Chile y la constante reconstrucción de sus ciudades en los mismos lugares de la catástrofe, cuestionando la interpretación de resiliencia como un «brincar de vuelta» y asociándolo al juego de mono porfiado.
Sebastián Riffo Valdebenito convoca por medio del humor «Los chilenos se ríen de la desgracia» (2024) un video que recopila fragmentos de rutinas de humor presentadas por humoristas en distintas versiones del Festival de Viña y el Huaso de Olmué en las que el desastre es tema central de reflexión y sátira. Esta pieza propone una vinculación entre la cultura popular y los desastres, preguntándose por la relación entre las personas y su capacidad de resiliencia frente a los episodios telúricos que han experienciado y cómo éstos se vuelven parte de la identidad nacional, habitando una cultura del desastre.
Desde el medio pictórico, entre manchas y trazos, enfatiza en las diversas imágenes religiosas y soportes arquitectónicos que están vinculados directamente a eventos telúricos. En la parte superior izquierda del díptico «Emblemas IV» se realza la imagen del Cristo de Mayo, un crucifijo tallado en madera de arte sacro barroco y colonial chileno, que se mantuvo erguido posterior al terremoto magno de 1647 que azotó a la Capitanía General de Chile, derrumbándose casi por completo, dando inicio a la tradición popular de procesión que se realiza hasta el día de hoy, cada 13 de mayo, para la protección de los habitantes frente a terremotos y calamidades. En la parte inferior, se observa la iglesia de San Francisco, arquitectura religiosa católica que también se sostuvo posterior al terremoto magno, debido a los cimientos incaicos sobre la cual fue construida. La pintura también hace referencia a sistemas antisísmicos que fueron utilizados por la cultura incaica, la cual se basó shicras usadas por la civilización Caral en Perú. Este díptico se contrapone espacialmente con la obra «Fallas estructurales», que consiste en una serie de 10 pinturas de detalle de daños observados en muros de hormigón por el terremoto de 1985 en Chile.
Fernada López Quilodrán nos inserta en «Resiliencia» una instalación a modo de diagrama de flujo que circula entre muro y suelo, relacionando conceptos utilizados en la gestión del riesgo, en descripciones de eventos telúricos y en la definición de resiliencia obtenida a partir de entrevistas realizadas a funcionarios de diversas áreas de SENAPRED. Estos conceptos se enlazan con representaciones gráficas utilizadas para señalar los terremotos y maremotos en gráficos o infografías, que se conectan a su vez con tres videos que muestran fragmentos de las entrevistas realizadas, conformando una historia del desastre desde la biografía de cada persona y el rol institucional del cual son parte, señalando el terremoto del 2010 como hito que marca un antes y un después.
Esta instalación se vincula directamente con la obra «Instrucciones para la resiliencia» un libro de artista introspectivo que contiene 11 acciones que puede realizar el espectador, las cuales hacen mención a la memoria, a la catástrofe, a la conciencia sobre el propio cuerpo, a la pérdida y a las fuerzas naturales que atraviesan los paisajes que habitamos. Propone re-pensar el concepto de resiliencia desde la propia historia, planteando desde la acción y reiteración del desastre nuevas perspectivas para la comprensión confrontación de éste.
Al centro de la sala, se instalan dos vitrinas que contienen archivos fotográficos, publicación de noticias en diarios y objetos vinculados a los desastres y oficina de SENAPRED, destacándose como hito histórico el fax correspondiente al terremoto y tsunami de Chile de 2010. Por último, la exposición finaliza con una instalación de VHS «TV Desartes» que muestra la digitalización de un fragmento de la documentación audiovisual encontrada en las oficina de SENAPRED, y que fueron catalogadas durante la residencia en registros de prensa, simulacros, educación, documentales, entre otros.
Al igual que un evento telúrico, «Post-resiliencia» se mueve por las diversas capas de intensidad, conceptualización, gestión, historia y biografía de las diferentes cicatrices que han constituido nuestro territorio.
De izquierda a derecha: Fernanda López Quiodrán, Ignacio Gutiérrez y Sebastián Riffo Valdebenito.