- Durante tres incansables días, un grupo interdisciplinario del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) presentó a diversas autoridades del Ministerio de Vivienda y Urbanismo MINVU y la Municipalidad de Antofagasta -además de los habitantes del campamento Aurora Esperanza- los resultados preliminares de un estudio que estima un alto riesgo aluvial en dicho asentamiento, ubicado en la cuenca René Schneider, específicamente.
- El equipo CIGIDEN estuvo conformado por Francisca Roldán, Valentina Acuña, Simón Inzunza, Katherine Campos, Leila Juzam, Nikole Guerrero e Iván Salazar.
La memoria del aluvión que afectó a la ciudad de Antofagasta en 1991, sumado a la posibilidad de un nuevo evento, son las principales razones que impulsaron al equipo interdisciplinario de CIGIDEN, a seleccionar e identificar al campamento Aurora Esperanza como zona de estudio para la estimación del riesgo aluvial.
Este Campamento se formó en 1993 y a la fecha, cuenta con 380 familias, según el Catastro de Techo Chile 2022-2023, convirtiéndose en un asentamiento informal ubicado en el piedemonte de la ciudad de Antofagasta.
Además, y según el Plan Regulador Comunal, se trata de una “zona de riesgo que por sus características geomorfológicas, no es apto para asentamientos urbanos”, es decir, el sector “es una zona altamente propensa a aluviones, caídas de roca, deslizamientos de suelo y al impacto que podría generar un sismo o un incendio”, según la candidata a doctora en geología UCN e investigadora CIGIDEN, Francisca Roldán.
A lo anterior, se suma la presencia de un grupo humano en situación de alta vulnerabilidad física y social, y que dado el alto número de población migrante, presenta una baja percepción del riesgo y preparación, específicamente ante la amenaza aluvial.
Proyecto de investigación interdisciplinario
“El objetivo de este proyecto es evaluar el riesgo aluvial y para eso, se realiza un análisis integral de la amenaza, además de la vulnerabilidad física (estructural y exposición) y social con el fin de cuantificar el riesgo en el área mediante una metodología inédita en nuestro territorio, que integra diversas disciplinas a un nivel interdisciplinario para llegar a los resultados esperados. Este proyecto a su vez es una propuesta metodológica, la cual puede ser aplicada en otras áreas de nuestro territorio, siendo un aporte directo metodológico para la mitigación del riesgo de desastres para nuestro país”, explica, Francisca Roldán.
En este sentido y para llegar al análisis de la amenaza aluvial propiamente tal, se utilizan datos geológicos que abarcan análisis del suelo (sedimentológico), morfométrico e hidrometeorológico. Estas mediciones permiten determinar la respuesta hidrológica de la cuenca donde se ubica el campamento ante una lluvia probable, lo que, a su vez, se traduce en identificar el tipo de flujo, el tiempo de evacuación, las zonas específicas de impacto y exposición.
Lo anterior, se logra mediante el desarrollo de modelaciones matemáticas del flujo de detritos (aluvión) para lluvias futuras y representadas por un periodo de retorno específico, utilizando topografía de alta resolución (centimétrica) que identifica las irregularidades del terreno y urbanas.
Para determinar la vulnerabilidad social, en tanto, se usaron metodologías cualitativas, como observación a través de caminatas por el campamento y la realización de entrevistas semiestructuradas a actores claves y habitantes del lugar. A partir esto, se logró identificar situaciones de vulnerabilidad al interior del asentamiento, como también la interacción entre las causas de fondo, condiciones inseguras, y presiones dinámicas.
Además, el equipo tuvo que resolver cómo cuantificar la vulnerabilidad sin contar con información consolidada, ni una cartografía censal en el campamento. Para resolver este inconveniente, el equipo desarrolló una cartografía participativa, junto a las vecinas y los vecinos, con la finalidad de identificar unidades representativas del territorio en cuestión, sobre la cuales posteriormente, se aplicaron encuestas sobre la situación socioeconómica.
Respecto al análisis de la vulnerabilidad física-estructural, la geóloga Francisca Roldán indica que este permite cuantificar las tipologías de materialidad de construcción de las viviendas presentes en el Campamento Aurora Esperanza a escala unitaria.
“Se identificó una alta variabilidad estructural de las viviendas en un área acotada. Sumado a esto, se identificó una preocupante distribución aleatoria de las viviendas, conformándose estrechos pasajes, estructuras de escalera, y algunas zonas pavimentadas que implican cambios que son muy complejos de cuantificar e impiden una efectiva determinación de la capacidad de infiltración del aluvión, el tiempo de evacuación y el acceso de vehículos de emergencia. Finalmente, lo que pretende este análisis es identificar las viviendas con mayor o menor resistencia ante un posible impacto de aluvión en el área”, indicó.
La integración de todos los elementos descritos y contemplados en la investigación del equipo de CIGIDEN, se traduce en la obtención de mapas con tres niveles de riesgo, que permiten dilucidar las áreas del campamento que requieren un mayor foco de atención en términos de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres, entendiendo el contexto general de alta exposición y vulnerabilidad en el que se encuentra el campamento Aurora Esperanza.
Evidencia científica para las autoridades y la comunidad
El equipo de investigación de CIGIDEN, expuso durante su visita en Antofagasta los resultados de su proyecto ante las autoridades de MINVU Antofagasta y la Municipalidad de Antofagasta. Durante ambas instancias, la geóloga Francisca Roldán, se refirió a los aspectos generales del proyecto, además de las características geológicas y estructurales de las viviendas y de la zona donde se ubica el campamento, y explicó que “el campamento Aurora Esperanza se ubica en el piedemonte cordillerano de la ciudad de Antofagasta, específicamente en una zona de desembocadura de una cuenca y que, por lo tanto, las viviendas se encuentran al interior de esta”.
En efecto, las viviendas están ubicadas sobre lo que se denomina “abanicos aluviales”, es decir, un sector donde ya han impactado otros aluviones en el pasado, dejando este sedimento como evidencia de eventos aluviales anteriormente desarrollados.
Al respecto de esta situación, la experta también explicó en detalle cómo sería la dinámica de los flujos aluviales e indicó, “que se han identificado importantes materiales sedimentarios y rocas de mayor tamaño en las quebradas, las que son susceptibles a ser transportados pendiente abajo ante una eventual lluvia y cuya velocidad puede verse incrementada ante un posible aluvión, por las altas pendientes y el material impermeable presente en el área”, recalcó.
Por último, las autoridades resaltaron el valor que presentan los resultados de esta investigación, ya que la situación de los campamentos en relación con el riesgo de desastres en Antofagasta, requieren de este tipo de estudios, aportando con una mirada integral al problema.
De hecho, Marietta Méndez de MINVU Antofagasta, expresó la necesidad de que “Antofagasta pueda contar con este tipo de análisis y estudios del riesgo para la ciudad y para cada cuenca”. Asimismo, el SEREMI de MINVU Antofagasta, Hernán Rodríguez, agregó que “el Estado debería trabajar con estudios formales como este”.
Los distintos sectores del campamento
Por otro lado, respecto a la cuantificación de la vulnerabilidad social, la magíster en Geografía y Geomática UC, Nikole Guerrero, presentó resultados en torno a la dimensión socioeconómica, organizacional, educativa, gubernamental y cultural del campamento. Al respecto, destacó variables, tales como la actividad económica, el hacinamiento, la participación en organizaciones sociales y la percepción del riesgo e indicó que considerando todos estos factores, los sectores más vulnerables del campamento son los denominados; “La Ele” y “Bolivianos”.
“Uno de los datos que llamó la atención durante esta investigación es que sólo un 7% de los habitantes del lugar es de nacionalidad chilena, mientras que el 60% es de Colombia, el 23% es de Bolivia y el 10% es de Venezuela, lo que influye en términos del conocimiento ante la amenaza y percepción del riesgo”, agregó el también magíster en Geografía y Geomática UC, Simón Inzunza.
Otro aspecto relevante durante la exposición de los resultados del proyecto, tiene que ver con el aspecto cualitativo de la vulnerabilidad social, cuya finalidad es profundizar en los hallazgos cuantitativos de esta dimensión.
Esta dimensión fue abordada por la magíster en Estudios Latinoamericanos, UC Berkeley, Leila Juzam, quien señaló que algunas de las causas de fondo que facilitan la creación de situaciones de vulnerabilidad ante la amenaza de aluvión, son “la alta desregulación del mercado inmobiliario en el país, una política de vivienda centrada en la propiedad privada y el alto costo de vida que caracteriza residir en una ciudad minera como Antofagasta”.
Asimismo, la candidata a doctora en sociología UC, Katherine Campos, sostuvo durante la presentación a MINVU, que “contar con la mirada cuantitativa y cualitativa permite entender la vulnerabilidad de una manera integral. La vulnerabilidad social es la punta del iceberg de un proceso social que se viene gestando hace mucho tiempo atrás”, expresó.
Fortalecer la prevención y respuesta ante desastres
Dentro de los hallazgos de esta investigación interdisciplinaria e inédita, se identificaron que otros elementos que afectan la vulnerabilidad social es la relación entre vecinos, con el Estado u otras organizaciones, todas interacciones clave para fortalecer las capacidades de prevención y respuesta ante desastres. “Lo que identificamos a partir del trabajo en terreno con las personas, es que su cohesión social es débil y que su única vinculación con el Estado es a través del SERVIU”, destacó la historiadora UC, Valentina Acuña.
El equipo CIGIDEN, también presentó los resultados de su investigación a los vecinos del campamento Aurora Esperanza ante una multitudinaria convocatoria que incluso sobrepasó la capacidad de la sede. Previo a ello realizaron una actividad dirigida a las niñas y niños del campamento para, a través del juego, conversar sobre sus experiencias en torno a lluvias en la zona y aprender a armar un kit de emergencias.
Durante la presentación de resultados, el presidente del campamento Aurora Esperanza y miembro del comité “La Rosa de Guadalupe”, Víctor Torres, destacó la relevancia de contar con información sobre las características del lugar que habitan. “El aporte de esta investigación es mucho, ya que la mayoría de los habitantes del campamento son extranjeros y no conocen el territorio en el que están viviendo, por lo que con esta investigación podemos estar mejor preparados y tomar cartas en el asunto para solicitar la ayuda necesaria y prepararnos antes de que ocurra un aluvión”, dijo.
A partir del cruce de datos cuantitativos y cualitativos recogidos a través de este proyecto, el equipo de CIGIDEN obtuvo un mapa preliminar del riesgo, el que expone la alta vulnerabilidad a la amenaza de aluvión en el sector más bajo del campamento. No obstante, el sector más “nuevo”, también estaría afecto a la misma amenaza.
Junto al mapa, la geóloga Francisca Roldán, mostró un modelo digital (simulación) que muestra cómo sería el avance del aluvión en un escenario temporal similar al del evento de 1991. “El problema está en la rapidez con la que llega el flujo, estamos hablando de minutos de evacuación una vez comenzada una lluvia de determinadas características. Este es un caso que demuestra las consecuencias que implican la falta de implementación de medidas de urbanización y control de este, acordes con las características de nuestro territorio, siendo este un ejemplo claro de una comunidad habitando una cuenca con riesgo extremo a la amenaza de aluvión”, advirtió.