La coordinadora de la línea de investigación “Gobernanza Ciudadana” del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres; CIGIDEN y geógrafa UC, Nikole Guerrero, presentó recientemente -y en el marco de su defensa de tesis para optar al grado de Magíster en Geografía y Geomática UC- una metodología en la que utiliza el índice BRIC (Baseline Resilience Indicators for Communities) por manzana censal y ante la amenaza de tsunami para la determinación de la resiliencia comunitaria.
“Índice BRIC para la construcción de resiliencia comunitaria inherente en la comuna de Cartagena: Un aporte a la Política Pública”, es el nombre del proyecto con el que la profesional CIGIDEN busca entregar un análisis detallado del estado de la resiliencia comunitaria en la comuna de Cartagena frente a la amenaza de tsunami. Este es un piloto que será de utilidad para otras comunidades ubicadas en la costa chilena, considerando que a nivel país, al menos un 20% de la población reside en zonas costeras.
Un índice es una medida estadística que permite cuantificar y representar un fenómeno. En el caso del BRIC, Nikole Guerrero tomó cincuenta y dos indicadores, los que fueron agrupados en seis dimensiones: resiliencia social, capital comunitario, resiliencia económica, resiliencia institucional, resiliencia de infraestructura y resiliencia ambiental. “Estos indicadores nos permiten dilucidar el estado y nivel de resiliencia que presenta la comunidad”, explica Guerrero.
Entre las fuentes utilizadas por la geógrafa UC, se consideró: el Censo, datos del Centro de Inteligencia Inteligencia Territorial (CIT) de la Universidad Adolfo Ibañéz, el Sistema Integrado de Información Social (SIIS), el Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo Urbano (SIEDU), el Centro de información de Recursos Naturales (CIREN), además de datos solicitados vía transparencia al Ministerio del Interior, el Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Medio Ambiente.
Los datos utilizados para crear este índice son de carácter público, lo que facilita que esta información pueda ser replicada y utilizada por instituciones como las municipalidades, por ejemplo.
Cartografías de resiliencia ante tsunamis
“A partir de la recolección de datos, se armó el índice BRIC y en base a éste, se elaboraron cartografías con el fin de zonificar los niveles de resiliencia de la comunidad. Gracias a esta cartografía es mucho más fácil sacar conclusiones y plantear lineamientos orientados a la política pública”, sostiene Nikole Guerrero.
La cartografía de abajo, por ejemplo, es el resultado de la aplicación del índice BRIC en el proyecto de tesis de Nikole. Allí, los niveles de menor resiliencia están representados con un color morado y como se observa en la imagen, se concentran en el sector rural de la comuna de Cartagena.
En el área urbana, en tanto, existe una diversificación en cuanto a los niveles de resiliencia entre las distintas manzanas censales, dónde los mayores niveles de resiliencia se concentran hacia el sur de la bahía y están representados en color verde. El sector norte en tanto (Costa Azul) presenta el menor nivel de resiliencia del sector urbano.
En palabras de la profesional CIGIDEN, “es importante entender que la resiliencia es la capacidad de las comunidades para adaptarse a las condiciones cambiantes, resistir y recuperarse rápidamente ante la interrupción de la vida cotidiana, debido a una emergencia”.
Según los resultados del trabajo de Nikole Guerrero, Cartagena en su conjunto, tiene un nivel de resiliencia medio, donde es es la zona rural la que presenta una menor resiliencia en relación a la zona urbana. Por ende, la zona rural requiere un mayor trabajo e impulso para el aumento de las capacidades que les permitan gestionar el riesgo de desastre.
Lineamientos orientados a la política pública en GRD
Con el fin de aportar con lineamientos para la política pública orientada a la Reducción del Riesgo de Desastres (RDD) uno de los hallazgos del índice BRIC tiene que ver con la necesidad de fortalecer el rol institucional respecto a la forma en que se gestiona el riesgo a nivel local y sobre las normas que se establecen los planes reguladores en torno a las áreas de riesgo. Asimismo, Guerrero asegura que “es necesario definir las competencias de acción de un organismo que pueda evaluar lo que se está declarando en los estudios fundados de riesgo para la localización de proyectos en áreas expuestas”, aludiendo a que actualmente no existe un organismo competente para la revisión de este tipo de estudios.
De igual modo, también se destaca la necesidad de brindar mayor apoyo y sostenibilidad a las organizaciones comunitarias, considerando que estos grupos destacan en la construcción de resiliencia por su aporte a la participación social y generación de capital social. En este sentido, destaca la necesidad de generar medidas y normas que protejan espacios de encuentro y recreación para la comunidad, tales como construcciones históricas y áreas como el humedal de Cartagena, que son parte del identitario comunal.
Además, el análisis de este índice, propone impulsar la resiliencia a nivel local, tomando como referencia experiencias internacionales, como es el caso de proyectos desarrollados por la Organización de las Naciones Unidas o por la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) en Estados Unidos. Todos estos ejemplos consideran tres ejes: El rol de la mujer en la comunidad, la participación ciudadana en la toma de decisiones y una institucionalidad clara y vigente, a través de leyes específicas y normativas para la Gestión del Riesgo de Desastres (GRD)
“Respecto al último eje, cabe mencionar que algunos países han impulsado normas para la inteligencia de datos, ya que más datos permiten mejorar la forma en que evaluamos y construimos indicadores que, a su vez, conllevan a mejorar nuestras políticas públicas”, destaca la profesional CIGIDEN.