Mediante la adaptación de la metodología índice de riesgo de incendio (F.R.I.) a la normativa contra incendios y al código urbanístico chileno, Nuria Chiara Palazzi, evaluó junto a otros investigadores, 443 edificios de albañilería no reforzada, ubicados en este barrio patrimonial de Santiago, donde identificaron los principales factores de riesgo de incendio en sus diferentes fases.
La preocupación por la conservación de los centros históricos urbanos se ha convertido en un tema de relevancia internacional, no sólo por su valor cultural irremplazable, sino también por su potencial papel positivo para el desarrollo sostenible de los países.
Chile cuenta con 146 áreas de conservación declaradas como «Zonas Típicas» con una rica historia cultural y arquitectónica, todas propensas al riesgo de incendios. De hecho, durante el 12 de abril de 2014, parte del casco histórico y los cerros de Valparaíso -declarados Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)- fueron impactados por un gran incendio, considerado el mayor incendio urbano de la historia de Chile. Este desastre causó 15 muertos, más de 500 heridos, destruyó más de 2.900 viviendas, quemó más de 1.000 hectáreas y desplazó a unas 12.500 personas.
En este contexto, la arquitecta y experta en restauración patrimonial, académica de la Facultad de Arquitectura, Arte, Diseño y Comunicaciones UNAB e investigadora del Centro de Investigación para la gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) Nuria Chiara Palazzi, lidera una investigación cuyo foco es el conocimiento exhaustivo de las vulnerabilidades del centro histórico de Yungay, barrio patrimonial ubicado en Santiago de Chile.
En el paper denominado “Fire risk assessment of historic urban Aggregates: an application to the Yungay neighborhood in Santiago, Chile”, se identificaron y mapearon los factores de riesgo de incendio en edificios del Barrio Yungay, para las fases de ignición, propagación, evacuación y combate.
Edificios viejos v/s edificios nuevos
“Los resultados representan un valioso paso hacia la identificación de riesgos a gran escala en los centros históricos urbanos chilenos y latinoamericanos, además de proporcionar la base para la definición de estrategias de mitigación de riesgos por parte de los responsables de la toma de decisiones”, señala Palazzi.
En efecto, el caso de estudio de esta investigación, es particularmente relevante por la alta presencia de edificios patrimoniales históricos y porque entre 2016 y 2021 ha sido escenario de 21 incendios estructurales.
Además, el equipo de expertos, asegura que a mayoría de los métodos existentes para el análisis del riesgo de incendio no se han desarrollado para bienes del patrimonio cultural, sino que se han ideado para edificios individuales nuevos, y son inapropiados para el análisis de agregados de estructuras que suelen formar los centros urbanos históricos.
En este sentido, los barrios históricos suelen ser mucho más vulnerables a los riesgos de incendio que los edificios nuevos, debido a características intrínsecas de las estructuras históricas como; una alta presencia de materiales combustibles, sistemas de protección contra incendios deficientes, ampliaciones no planificadas y el difícil acceso a los recursos del entorno urbano (por ejemplo, calles estrechas, acceso limitado de los camiones de bomberos, escasez de espacios abiertos). Entre los factores de vulnerabilidad social, en tanto, también destacan el alto nivel de hacinamiento de personas en los edificios, la presencia de residentes de edad avanzada con movilidad limitada y una gestión deficiente del Gobierno.
Riesgo de incendio inaceptable
La investigación liderada por la científica de CIGIDEN, propone un nuevo método para el análisis del riesgo de incendio y concluye que 10% de las estructuras analizadas presentan un riesgo de ignición alto, situación que los autores denominan como “inaceptable” y que debe reducirse o mitigarse lo antes posible, mientras que el 90% tienen niveles de riesgo entre bajo y moderado.
Según el documento, el fuego se origina generalmente por conductores como dispositivos electrónicos y/o electrodomésticos de alto consumo que están en los dormitorios y/o cocina, y generan sobrecarga en los circuitos.
“También se identificaron varias vulnerabilidades que contribuyen a aumentar la probabilidad de ignición, como el mal estado de conservación de los edificios, la existencia de instalaciones eléctricas antiguas con un mantenimiento deficiente, el uso de barras de alimentación no certificadas y con potencial de sobrecarga del circuito eléctrico, la colocación de bombonas de gas en el interior de los edificios en zonas no ventiladas”, sostiene la también autora del paper y arquitecta Pilar Baquedano.
En tanto, la velocidad de propagación, es una de las principales causas de riesgo a las que se expone el Barrio Yungay y un factor muy relevante para los incendios y pérdidas pasadas.
“En el barrio, el riesgo de propagación está estrechamente relacionado con el uso del edificio, especialmente en edificios no residenciales/comerciales que carecen de sistemas de detección, alerta y alarma de incendios, donde los sistemas de compartimentación son ausentes y las técnicas de construcción caracterizadas por materiales altamente combustibles”, aseguran.
Para evaluar los riesgos relativos a la fase de evacuación -considerando que la legislación chilena no plantea requisitos para rutas de escape– las y los expertos, identificaron la existencia de posibles rutas de evacuación horizontales y verticales, el número de salidas, la presencia de señalética de emergencia.
Para estudiar cómo combatir el fuego, evaluaron la eficiencia (en termino de funcionamiento, volumen y presión de agua) de los hidrantes, sus ubicación y la accesibilidad de las calles por parte de los bomberos, y concluyeron que de las 433 estructuras analizadas, el 67,4% (291), el 22,2% (96) y el 12,9% (56) tienen una condición condicionada, limitada o extremadamente limitada a la capacidad de combate de incendios, respectivamente.
Este trabajo generó una completa base de datos de edificios -compartida con 2da Compañía de Bomberos de Santiago «Esmeralda”- para estudiar la vulnerabilidad al fuego de los edificios históricos chilenos y ofrece una visión completa de las características arquitectónicas, estructurales y constructivas.
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