L5. Evaluación socioeconómica para la mitigación del riesgo de infraestructura crítica
Omar Bello y Lucía Langlois
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2022
El incremento observado en la frecuencia de los desastres, tanto nacional como internacionalmente, ha conferido un sentido de urgencia a las políticas orientadas a la reducción del riesgo de desastres (RRD). Si bien Chile ha
trabajado intensamente en una agenda legislativa para abordar este desafío, persisten algunos temas importantes de implementación. El presente documento aboga por la aplicación estandarizada y sistemática de evaluaciones de desastres, no sólo para proporcionar una respuesta adecuada cuando éstos ocurran, fomentando una recuperación efectiva, ordenada y transparente, sino también, y especialmente, para generar una base de datos homogéneos que permita la investigación sistemática de sus causas y consecuencias. Esto es un insumo importante tanto para avanzar en la comprensión del riesgo como para su modelación.
Las propuestas que aquí presentamos provienen principalmente desde la economía, pero creemos que pueden ser
útiles para avanzar en bases de datos sobre desastres que puedan ser provechosas para otras disciplinas que
estudian estos fenómenos también. El principal foco de este documento está puesto en los requerimientos informacionales que se necesitan en Chile para estimar el costo de los eventos, los daños y las pérdidas que provocan.
En efecto, la legislación recientemente aprobada destaca la necesidad general de comprender, gestionar y reducir el riesgo de desastres, así como la de realizar evaluaciones para informar las decisiones cuando ocurra un desastre. Proponemos las siguientes recomendaciones para avanzar hacia la producción sistemática de datos que permitan abordar la comprensión del riesgo de desastres: (i) definir una metodología de evaluación de desastres, idealmente con base en las prácticas internacionales, que permita generar datos homogéneos y comparables; (ii) compilar y construir líneas base sectoriales, esto es, inventarios de exposición que permitan contrastar la situación previa con la situación posterior a cada desastre; (iii) conformación de un equipo nacional y de equipos regionales para la evaluación de desastres y, por último, (iv) disponibilizar la información recolectada para alimentar la investigación y
los modelos de riesgo relacionados con los desastres.